ADOLESCENCIA
Dificultades en el control de los impulsos
Los trastornos de control de impulsos representan un desafío significativo para muchos adolescentes, sus familias y los profesionales de la salud mental. Estas condiciones afectan la capacidad del joven para resistir impulsos, tentaciones o urgencias que pueden resultar perjudiciales para sí mismos o para otros.
¿Qué son los trastornos de control de impulsos?
Los trastornos de control de impulsos se caracterizan por la dificultad para resistir un impulso o tentación de realizar actos potencialmente perjudiciales.
En adolescentes, estas condiciones pueden manifestarse de diversas formas, desde comportamientos desafiantes hasta autolesiones, y suelen tener un impacto significativo en el funcionamiento social, académico y familiar.
Prevalencia de los trastornos
Según la Organización Mundial de la Salud, los trastornos del comportamiento se encuentran, junto a la depresión y la ansiedad, entre las principales causas de enfermedad y discapacidad en los adolescentes. Estos trastornos son más frecuentes entre los adolescentes jóvenes que entre los de más edad. Y las conductas destructivas o desafiantes afectan al 3,6% de los adolescentes de 10 a 14 años y al 2,4% de los de 15 a 19 años.
Principales trastornos relacionados con el control de impulsos
Trastorno Negativista Desafiante (TND)
El TND se caracteriza por un patrón persistente de conducta desobediente, hostil y desafiante hacia las figuras de autoridad. Es un patrón constante que afecta significativamente la vida cotidiana.
Los síntomas característicos son: discusiones frecuentes con adultos; negativa a cumplir reglas o peticiones; conductas deliberadas para molestar a otros; culpar a otros por sus errores; susceptibilidad e irritabilidad frecuente; y resentimiento y venganza.
Trastorno de conducta
Más grave que el TND, implica la violación persistente de normas sociales y de derechos de los demás. Se caracteriza por: agresión hacia personas o animales; destrucción de la propiedad; violaciones graves de normas establecidas; y ausencia de remordimientos.
Trastorno de agresividad intermitente
Este trastorno se caracteriza por episodios recurrentes de conductas agresivas desproporcionadas en intensidad o duración respecto al desencadenante. Así, los principales síntomas que presentan son: arrebatos verbales o físicos frecuentes; reacción desproporcionada ante pequeñas provocaciones; dificultad para controlar la ira; y/o episodios de agresividad seguidos de arrepentimiento.
Autolesiones no suicidas
Aquí la autolesión en el adolescente busca aliviar emociones negativas, resolver conflictos interpersonales o inducir sentimientos positivos. Las manifestaciones habituales incluyen: cortes superficiales en brazos, muñecas o piernas; quemaduras autoinfligidas; golpearse a uno mismo; interferir en la cicatrización de heridas; y/o arrancarse cabello o pestañas.