ADOLESCENCIA

Dificultades en las habilidades sociales

Las habilidades sociales comprenden un conjunto de conductas que son indispensables para poder relacionarse y por tanto interactuar de forma efectiva con los demás. Incluyen la facultad de poder iniciar una conversación, expresar proporcionalmente las emociones, comprender las normas sociales, y trabajar con otros. Cuando estas habilidades se ven trastocadas, existen problemas que impactan el desarrollo emocional, académico y social de niños, adolescentes y adultos.

Algunos de los problemas más comunes en adolescentes son la timidez extrema, el trastorno del espectro autista (TEA) y el bullying o acoso escolar. Cada uno tiene sus propias causas y particularidades, pero todos tienen en común que, si no son atendidos a tiempo, empeoran, y mucho, la calidad de vida.

Timidez: mucho más que ser reservado

La timidez en los adolescentes puede estar acompañada de un conjunto de emociones intensas básicas como miedo y ansiedad.

Los adolescentes tímidos, con frecuencia, evitan hablar en público o no intervienen al ser solicitado en grupos, se sienten incómodos ante personas que son desconocidas para ellos, tienen miedo de ser juzgados o ser rechazados y presentan tendencia hacia el aislamiento.

Si la timidez obstaculiza la vida escolar normal, las amistades o reduce la autoestima, podría ser necesaria una intervención profesional.  La timidez no tratada puede derivar en ansiedad social, oportunidades educativas o laborales restringidas y aislamiento emocional.

Trastorno del Espectro Autista (TEA)

El TEA es un trastorno del neurodesarrollo que afecta la capacidad de comunicarse, interactuar socialmente y participar en diversas actividades. Algunos adolescentes con TEA pueden tener un alto funcionamiento intelectual, pero dificultades en la empatía o en el lenguaje no verbal; otros pueden presentar necesidades de apoyo significativas.

El TEA se puede manifestar como incapacidad para reconocer adecuadamente gestos, expresiones faciales o normas sociales, poca iniciativa en las relaciones sociales, intereses muy intensos y repetitivos y en problemas para adaptarse a cambios o imprevistos.

En lo que respecta a los factores de riesgo, la genética es el más importante: hay un alto grado de herencia en el TEA. También influyen factores prenatales, como infecciones durante el embarazo o la exposición a sustancias tóxicas.

Según datos de FUNCAS, en España el número de estudiantes no universitarios con TEA asciende a 69.000, de los que el 83% son varones. Estas cifras se han cuadriplicado en la última década. El aumento en los diagnósticos se debe en parte a una mejor detección, aunque todavía se están realizando estudios respecto a posibles influencias ambientales.

Si el TEA no es tratado en el adolescente puede derivar en aislamiento, ansiedad, depresión y otras formas de trastornos de salud mental.

Bullying: una amenaza significativa y en crecimiento

El bullying es un tipo de violencia sistemática entre pares, predominantemente entre niños en edad escolar. Implica actos agresivos que son físicos, verbales, psicológicos o sociales e infligen daño deliberado a lo largo del tiempo.

El acoso escolar se manifiesta en forma de insultos, burlas, amenazas, comportamientos abusivos físicos como empujar o golpear o circulación deliberada de rumores o mensajes ofensivos a través de plataformas de redes sociales (ciberacoso).

Los adolescentes que son diferentes en algún aspecto a los demás (apariencia, orientación sexual, discapacidad, introversión) tienen mayor predisposición a sufrir bullying. Las políticas escolares ineficaces y la falta de supervisión son también caldo de cultivo para que aparezcan estas prácticas.

El adolescente que sufre acoso escolar puede padecer trastornos del estado de ánimo (ansiedad, depresión, baja autoestima…), problemas académicos, aislamiento social y, en casos graves, pensamientos suicidas.

Según el V Informe de Prevención del Acoso Escolar de la Fundación ANAR y Fundación Mutua Madrileña de 2023, la percepción del alumnado sobre el acoso escolar se sitúa en los niveles más bajos de los últimos años: un 11,8% de los alumnos considera que en su clase hay alguien que sufre acoso escolar, frente al 24,4% del estudio del curso anterior. Por otra parte, un 88,1% de los encuestados manifestaron que los insultos, motes y burlas siguen siendo la forma de agresión más prevalente entre niños y adolescentes.

Dificultades en las habilidades sociales que se cruzan

Timidez, TEA y acoso escolar se pueden cruzar o alimentar los unos a los otros. Por ejemplo, los niños que sufren de TEA tienen un alto riesgo de padecer bullying dado sus problemas de interacción social. Y ser tímido puede hacer a un adolescente más susceptible a la exclusión o acoso.

Es importante que la familia, los docentes y profesionales mantengan una escucha activa y busquen signos tempranos para establecer acciones en conjunto. 

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